Y trabajo, y también una rutina. Lo cual me alegra (por ahora), porqué, otra vez, esforzándome, lo he conseguido. He sido capaz de establecerme en un nuevo país y de crear una vida lejos de mi tierra de origen. Francamente, me siento orgulloso de mi mismo, ya que, poco a poco, voy cumpliendo sueños y avanzando hacia mi objetivo principal: ser una persona culta y, sobre todo, abierta de mente.
Desde hace unas semanas, estoy trabajando en la Universidad Alexandru Ioan Cuza, concretamente en el Departamento de Relaciones Internacionales. Lo hago a cambio de alojamiento en una residencia de estudiantes y la participación en un curso de lengua rumana. Debo admitir que estoy bastante satisfecho, puesto que parecen confiar en mi y son bastante flexibles con los horarios.
Hasta la fecha, he creado una página web para la escuela de verano de la universidad y he diseñado su póster correspondiente. Fundamentalmente, me toca actualizar contenido obsoleto y proponer mejoras para toda la estructura digital. Todo, evidentemente, en inglés, visto que todavía no soy capaz de entender la lengua local. Dentro de unos días, de todos modos, voy a empezar clases de rumano.
Para los que no la conozcáis, Iași es una ciudad estudiantil situada cerca de la frontera con la República de Moldavia, a tres horas en coche de Chișinău. Seguramente no será el centro urbano más bonito de Rumanía, pero aloja iglesias y monasterios de renombre. Vivo en la parte universitaria, en una habitación compartida con un georgiano y un turco. El complejo, lleno de Erasmus, es bastante moderno comparado con la media y ofrece todos los servicios básicos que cualquier alumno pueda necesitar.
Tres años después de terminar mis estudios, sin quererlo, me encuentro, de nuevo, rodeado de adolescentes, cuya principal fuente de nutrición es pollo y pasta con aceite. La verdad es que es divertido porqué es una situación un tanto extraña. Trabajando en Rumanía para la primera universidad del país y viviendo como un estudiante de intercambio.
Seguramente, los pocos que me leéis, os habréis preguntado como conseguí el empleo y por qué decidí pasar unos meses en Iași. En primer lugar, encontré trabajo moviéndome y mandando infinidad de correos electrónicos. No fue fácil, y nunca lo es, pero, como siempre, quien la sigue la consigue, dicen.
Y, por otro lado, vine porqué mi chica está estudiando aquí y porqué me apetecía conocer el país y entender la cultura local. Cuando pensamos en Europa, rápidamente nos viene a la cabeza Francia, Alemania e Italia, entre otros. Pero la Unión Europea es mucho más que un puñado de estados ricos. Y eso es lo que quería experimentar. También, comprender, entre otras cosas, las costumbres de una nación que hace de frontera entre “nosotros” y los “otros”.
Evidentemente, y ya lo he dicho en otros artículos, voy a intentar sacar el mayor provecho a mi estadía y viajar todo lo que pueda. Es fascinante encontrar gente de todo el mundo y charlar con personas culturalmente distantes. Pero, al final, todos somos humanos y perseguimos el objetivo común de la felicidad. Estoy contento porqué veo que crezco, que maduro, y eso es, francamente, lo que más me importa.
Salut.