Hasta el punto que, por mucho que lo intento, no consigo encontrar las palabras adecuadas para hacer un artículo de actualidad decente. Antes de comenzar, intrépido lector, te pido disculpas, porqué las líneas que están por venir serán caóticas y desordenadas. Esta pieza no pretende revelar verdad alguna, sino reflexionar sobre el ambiente fanático que, desde hace mucho tiempo, mueve como una marioneta la política española y todo lo que respira a su alrededor.
Hay quien dice que el fin justifica los medios. En según que casos, podría estar de acuerdo, pero es esencial no excederse durante el camino. Si no, cuando se llega al final, no queda nada en pie. Creo que esto es lo que está pasando con la Sagrada Unidad de España, la cual, tarde o temprano, se irá a tomar por saco. Y todos sabemos gracias a quién.
Últimamente, la política no solo me está dejando atónito, sino que me asquea extremadamente. En especial, aquella orientada y ubicada más allá del Ebro dirección Portugal. Me desespera, también, la pasividad (euforia, en algunos casos) con la que la sociedad española y parte de la catalana está aceptando movimientos políticos, jurídicos y policiales propios de otros tiempos para mantener a Catalunya dentro del reino. Aquí todo vale. Tapémonos los ojos y que sea lo que Dios quiera.
Todo era muy fácil. Increíblemente sencillo. Bastaba dejar el orgullo y el nacionalismo en el cajón y buscar una solución para encajar el territorio rebelde y radical catalán. Ofrecer alguna cosa, ya fuera para iniciar una negociación o para asentar las bases de un futuro acuerdo. El gran problema, a mi entender, es que no se quiere aceptar que Catalunya es otra cosa, que no es la España que muchos sueñan, uniforme y castellana. Hablar varios idiomas es bien, amigos, investigad.
No hicieron ningún gesto después de las manifestaciones masivas. Ningún guiño cuando el independentismo ganó los pasados comicios. Y, obviamente, tampoco se ablandaron cuando LA COMUNIDAD AUTÓNOMA CATALANA amenazó (y lo hizo sin afecto alguno) con declarar la independencia de manera unilateral. Viva el amor. Y viva la sabiduría, muy rara a día de hoy.
Uno de los muchos problemas relacionados con EL PROCÉS, por otro lado, es que la gente no se da cuenta que esto va en serio. Que Catalunya quiere y necesita un cambio. Y si España no se lo da, los catalanes iremos a buscarlo autónomamente. Y ya no vale ofrecer un poco más de dinero para acallar al tacaño catalán, porqué será visto como una burla e interpretado de idéntico modo. Hace falta respeto y acoger la diversidad.
O España se transforma de verdad en un estado plurinacional respetando sus culturas y lenguas o la independencia será tan inevitable como necesaria para quienes quieran preservar sus tradiciones. Si alguien tiene que reaccionar, o lo hace ya o no habrá marcha atrás, porqué una parte ya muy significativa de Catalunya se ha hartado. Pero la verdad es que cuando una pareja entiende el mundo de manera diversa, lo más normal es que, más temprano que tarde, la vida los separe.
Han encarcelado al Govern y a los líderes sociales del independentismo, han ordenado a la policía pegar a gente inocente que solo quería votar de forma pacífica, han tomado el control de nuestras instituciones, han cerrado decenas de portales web, han permitido agresiones fascistas y han mentido hasta la saciedad para intentar ganarse una legitimidad ficticia. Han usado, también, los medios de comunicación, los cuales, por desgracia, han sucumbido al hooliganismo irresponsable de culpar a los que defienden ciertas tesis de los males del país.
Me entristece pensar que si todos aquellos que intentan sabotear a diario a los independentistas hubieran puesto el mismo empeño en reformar España, ya viviríamos en un estado federal o, por qué no, en uno confederal. Todo postureo. Muchas palabras y electoralismo y pocos hechos.
El independentismo habrá hecho muchas cosas mal, habrá sido ingenuo, pero, al menos, defiende un proyecto con ganas de construir, no de destruir. Y abraza la democracia. Ojalá todos los unionistas en vez de decir “no se puede porqué es anticonstitucional” esgrimieran argumentos verdaderos y propuestas suculentas. De verdad, ojalá.
Estoy convencido de que España, para bien o para mal, ya no volverá a ser nunca la misma. Pase lo que pase. Demasiadas barbaridades vividas ya, como para volver a la casilla de salida. En Catalunya, no nos engañemos, hace falta un referéndum. Todos lo sabemos, y hasta que no se zanje el tema no viviremos en paz. Todo es bastante surrealista y me duele el nivel de deshonestidad con el que actúan algunos partidos políticos y ya demasiados poderes mediáticos de diversa índole.
JODER, UNA REGIÓN HA DECLARADO LA PUTA INDEPENDENCIA. ¿Nadie con dos dedos de frente se ha parado a pensar que a lo mejor se ha hecho algo mal o que, simplemente, el país debe actualizarse a los nuevos tiempos? Indudablemente, los catalanes somos gente tranquila, de paz y paciente. Pero cuando el manoseo de huevos es XXL incluso al más dócil de los humanos le viene natural entonar: “A tomar por culo”.